Integrantes de Comunidad Sagrada Familia

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Dios te bendice!

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viernes, 30 de julio de 2010

PRESERVACION PARA EL FIEL






2 Tim. 4,18



Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén

jueves, 29 de julio de 2010

PRESERVACION PARA EL FIEL






Isaías 49:8

Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí,en el día de la salvación, te socorrí. Yo te forméy te destiné a ser la alianza del pueblo,para restaurar el país,para repartir las herencias devastadas,



viernes, 16 de julio de 2010

UNA HISTORIA DE MILAGROS


Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un Sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante -alumno del Sabio-.

Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al Sabio dijo:

- Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que incluso puedes hacer milagros.

- Soy una persona vieja y cansada... ¿Cómo crees que yo podría hacer milagros? -respondió-

- Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos... esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.

- ¿Te referías a eso?… Tú lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.

- Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tú haces... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia de aquél hombre poderoso, el Sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:

- ¿Esta mañana volvió a salir el sol?

- Si, claro que sí.

- Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz.


No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.

- ¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos dias?.

- ¡Sí! Fue varón y es mi primogénito.

- Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida.

- Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro...

- ¿Acaso no estamos en época de cosecha? Hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo habia tierra...

- Si, igual que todos los años.

- Pues ahí tienes el tercer milagro...
- Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...

Sus palabras fueron cortadas por el Sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado señaló:

- Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti... Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El Sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el Sabio y su alumno, el Sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, soplo sobre el y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado:

- Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?

- Lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.


Cuando aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido. Entonces te darás cuenta de que Su Misericordia sobrepasa con sus milagros más de lo que tú podrías imaginar o pedir.

miércoles, 14 de julio de 2010

SALMO 23 EXPLICADO


El señor es mi pastor = A eso se le llama Relacion















Nada me faltará = A eso se le llama Proveer


En verdes praderas me hace recostar = A eso se le llama Descanso!





Me conduce hacia fuentes tranquilas = A eso se le llama Refrescar!



Confortará mi alma = A eso se le llama Sanar!









Me guia por el sendero justo... = A eso se le llama Dirigir!




Por el honor de su nombre = A eso se le llama Propósito






Aunque camine por valles oscuros... = A eso se le llama Prueba!




Nada temo = A eso se le llama Protección!




Porque tú vas conmigo! = A eso se le llama Fidelidad!





Tu vara y tu cayado me sostienen = A eso se le llama Disciplina


Preparas una mesa ante mí, en presencia de mis angustiadores = A eso se le llama Esperanza!






Unges mi cabeza con aceite = A eso se le llama Consagración!





Mi copa está rebosando = A eso se le llama Abundancia!

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida = A eso se le llama Bendición!





Y en la casa de Dios moraré = A eso se le llama Seguridad! Promesa!


Por largos días! = A eso se le llama Eternidad!


Acéptalo, Dios te ama profundamente!


martes, 13 de julio de 2010




...por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol:¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de El, por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo. A él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Florecillas de San Francisco de Asís