El evangelio de Lucas que hoy leemos es una demostración del poder que tiene Jesús para restaurar, curar, perdonar y transmitir vida a todos los que se acercan a El y ponen su confianza en su misericordia. Algunos hombres se acercan trayendo a su amigo, un paralítico, en una camilla. Están decididos a llegar hasta Jesús aunque esté rodeado y encerrado por una multitud. Se las arreglan para subir a la azotea de la casa, hacer un hueco en ella y bajar con esfuerzo a su amigo para dejarlo frente a Jesús. Están contentos porque han logrado su intento: llevar an te el Señor a su amigo que lo necesitaba. La reacción de Jesús es admirable: Admira y alaba la fe de aquellos hombres y por esa fe dice al paralitico : "tus pecados están perdonados" . El amor de los amigos de este hombre conmueve a Jesús y les concede graciosamente lo que desean para el: la salud y la libertad y la aceptación del enfermo por parte de Jesús .
A Jesús le preocupa la persona, el perdón y la esperanza que Dios concede siempre a quien lo busca . Solícito hacia el hombre y en reconocimiento a sus amigos y su fe en él da una lección a los fariseos y maestros de la ley y cura al hombre también de su enfermedad física y le manda que se levante, tome su camilla y vaya a su casa. ¿Somos el hombre de la camilla? ¿Somos los que ayudan al enfermo?
