Qué facilmente decimos que "seguimos" a Jesús, que somos "buenos" cristianos. Pero qé tajantemente nos saca Jesús de nuestro error: " El que no toma su cruz y me sigue..."el que no renuncie a todos sus bienes no puede ser discípulo mío" Lc 14,25.
"Tomar la cruz" no es una "forma bonita" para designar las pruebas, los esfuerzos, el peso de la vida. Se trata del trozo de madera en el que los romanos clavaban a los condenados . Para Jesús, es la realidad misma de la vida entregada al amor sin condiciones. Jesús debe ocupar el primer lugar en el corazón del discípulo. Seguir a Jesús es aceptar que el venga abrir una grieta en nuestro bienestar y en nuestras seguridades, nuestras teorías y nuestras prácticas. De modo que de ahora en adelante, no nos extrañen los obstaculos, ni los sufrimientos ni las dificultades de la vida cristiana.
Tampoco tenemos que soportarlos a regañadientes , enojados, sino tenemos que considerarlos un medio para unirnos más a Jesús .
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