Dios de infinita misericordia y bondad,
Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres,
para seguir el camino de reconciliación y de paz.
Ayuda a derribar las barreras de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Concede a nuestros gobernantes, sabiduría, clarividencia
y perseverancia ; no permitas que se desanimen en su ardua tarea
de construir la paz duradera, que anhelan todos los pueblos.
Que, con un solo corazón y una sola mente,
trabajemos para que todo el mundo sea una verdadera casa de paz.
Nuestros jóvenes aspiran un futuro más luminoso.
Fortalece su decisión de ser hombres y mujeres de paz
y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Así sea
(JUAN PABLO II)
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